En la Rambla hay de todo, un mercado, una ópera, teatros, tablao flamenco y también una universidad: La universidad Pompeu Fabra, que lleva el nombre de un científico lingüista que normalizó la gramática de la lengua catalana.
En la Rambla hay de todo, un mercado, una ópera, teatros, tablao flamenco y también una universidad: La universidad Pompeu Fabra, que lleva el nombre de un científico lingüista que normalizó la gramática de la lengua catalana.
La nueva universidad está situada donde anteriormente había el antiguo hotel Falcón y antes de éste, una antigua fonda abierta en el 1977.
Aún y con la presencia de la universidad, que parece un lugar muy indicado, ésta parte de la rambla es la más alocada. Grandes quioscos, como cajas rectangulares, rellenas de revistas, periódicos y postales del parque Güell, el pobre copito de nieve y los jugadores del Barça, nos dan la bienvenida. También empezamos ver terrazas de los bares, llenas de turistas que beben la famosa sangría. Una bebida que los barceloneses no acostumbran a pedir, pero que los visitantes insisten en probar.
La amplia acera central de La Rambla está llena de caricaturistas y pintores de spry que resaltan el carácter bohemio de ésta bonita parte del paseo. En los bajos de los edificios restaurantes especializados, tienda de souvenir y demás comercios. No es extraño que ese tramo del paseo de La Rambla se conozca como el Pla de les Comèdies… (Llano de las comedias) o plaza del teatro. Y desde un gran pedestal, como a espectador de primera fila, se mira impertérrito todo este desbarajuste humano, el famoso comediógrafo Serafí Pitarra, el hombre más popular del teatro catalán del siglo XIX.
En éste punto, en la plaza del Teatro desemboca una de las calles más populares de Barcelona Escudellers. Actualmente un nido de bares y discotecas para gente joven, pero antes de los Juegos Olímpicos, nido de marineros, macarras y gente de todo tipo.
En definitiva, los bajos fondos de la ciudad; un campo de cultivo excelente para un hombre de teatro como Pitarra, que bien seguro se inspiró, en sus obras, en la multitud de comedias y dramas salidos de éstas calles.
Delante de la lonja privilegiada que tiene Serafí Pitarra desde su monumento se abre el espectáculo alucinante que se vive constantemente. En La Rambla. Al otro lado del paseo, justo delante del monumento al dramaturgo, se encuentra el teatro principal, donde se habían representado sus obras tantas veces.
El teatro Principal da nombre al lugar o Pla de les Comèdies. Es bonito éste nombre ya que nos hace recordar que a menudo nos tomamos la vida demasiado seria.
ElPla de les Comèdies se llamaba así en recuerdo del teatro de la Santa Creo o Casa de les Comèdies, que empezó a arrancar risas a la gente durante el lejano siglo XVI. Las primeras representaciones se hicieron en el año 1957. Era por tanto, el teatro más antiguo de la ciudad.
Ahora, esta fachada de La Rambla la ocupan, a parte del teatro Principal (actualmente una tienda de ropa), una discoteca bastante alocada, peleterías y un mítico Tablao Flamenco gestionado por 3 generaciones de artistas que se remonta a 1970. El local goza de gran prestigio internacional, es visita obligada de los operadores turísticos más importantes del mundo y de los entendidos del flamenco. Por su escenario han pasado las más relevantes figuras del flamenco: Farruco, Camarón, Manuela Carrasco, El Güito, Lole y Manuel, Manolete. La Tati, El Chocolate, Juan Villar, etc y han salido famosas estrellas del flamenco actual como Miguel Poveda.
Entre todo el jaleo de rótulos y reclamos de todo tipo de establecimientos, es muy bonito ver la entrada del Arc del Teatre,con su pequeño emblemático bar donde se toman dos bebidas que llevan una “Z”, Manzanilla yCazalla.
El Arc del Teatre se dirgía hacia el “barrio chino”, la parte baja del Raval, guarida de mala vida conocido hasta hace algunos años con ese nombre, aunque nunca ha vivido allí ningún chino!
El Barrio del Raval, que se encuentra subiendo La Rambla, a mano izquiera, es una puerta a la inmigración en Barcelona: barrio obrero, artista t estudiantil, lleno de tiendas, restaurantes modernos y también de cocina árabe, pakistaní, japonesa y de muchos más sitios del mundo.
Pero volvamos a La Rambla, La plaza del Teatro, a las acaballas del siglo XIX también era un espacio de encuentrao, con su conocida fonda Falcón, una fuente, una casa de loterías i grandes plataneros que daban sombrea. De ésta época lo único que queda son los arboles. La proximidad a la muralla de Mar – donde después se ubicó el Poral de la Pau- y el hecho que la Calle Escudellers, unos de los principales espacios de Barcelona antes no se abriera la calle Ferran, hacían de éste sitio un sitio lleno de gente.
Allí se podían ver hombres anuncio, que ya solo pueden verse en las películas antiguas, personajes populares como la Monyos, la mujer que se había bebido el entendimiento, y que cantaba canciones luciendo estrafalarios peinados, rambla arriba; los repartidores de telegramas en bicicleta – que lejos les quedaban lo móviles a es gente!
Curiosos esperaban delante del teatro a ver si pescaban al gran autor Pitarra, guardias urbanos de la vieja escuela, con salacot, gran bigote y porra larga…
Ahora, la plaza del Teatro la recorren, a parte de los barceloneses que les gusta el sabor cosmopolita de la ciudad, turistas de todo el mundo, estudiantes también de los cinco continentes, gente del mundo que viene a buscar las mejores oportunidades, artistas, hinchas de equipos de futbol europeos, que retan al Barça, con sus camisetas correspondientes, curiosos y gente excéntrica de todo tipo. También mujeres de moral distraída, despedidas de soltera/o…
Si la famosa Monyos volviera a La Rambla, exclamaría que todo el mundo ha perdido la cabeza… y no solo ella.
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